lunes, 10 de noviembre de 2008

Propuesta de un "time out" a nivel mundial


Desde antes de nacer, de que amaneciéramos al mundo como una raza de pueblos con vocación propia, nos han dicho que no.

En el mejor de los casos, nos han hecho pedir permiso –previo autorización de ruta- para caminar por la senda escogida. Supeditados a un Destino Manifiesto (alegadamente por Dios), se ha impuesto el tutelaje en inglés, y ¡ay del que lo desafíe! Acá en el Sur abundan los ejemplos de las terribles consecuencias.

El costo de tan grande osadía varía de acuerdo a la magnitud de la afrenta. La cuota a pagar puede ser un golpe, la intervención directa, o el financiamiento de una guerra para que nosotros mismos nos matemos.

En cualquier caso el resultado siempre ha sido el mismo: sangre, subdesarrollo y dolor. La triste realidad es de miles, de millones, que todos los días sucumben ante el hambre, la enfermedad y peor que todo: la desesperanza de que no vivirán para ver sus sueños alcanzados.

Y no es que caiga preso de la tentación de pintarnos como víctimas. Ciertamente una buena cuota de responsabilidad tenemos en no haber gritado más, luchado más, resistido más. Pero el coloso es grande y poderoso. La lucha por lograr un camino propio muchas veces ha ido contra sus intereses, y en la batalla por prevalecer hemos caído abatidos por bombas, bloqueos y torturas.

Pero hoy el vecino estrena jefe. La nueva estrella en el firmamento estadounidense es un negro de padre africano y madre americana. Siendo muy joven conoció el tercer mundo y a través de ésa experiencia pudo constatar que la miseria y la desigualdad que aparece a través de las pantallas televisivas (en las campañas de Save the Children) es algo más que una realidad virtual.

Incondicionalmente fue de los pocos en oponerse a la guerra. Su promesa de sentarse a hablar sin precondiciones con todos los “enemigos” de EEUU, le valió críticas por parte de su contrincante republicano durante la campaña. Ha expresado su disposición de elevar la preservación del medioambiente a un tema de seguridad nacional, y está de acuerdo en eliminar los subsidios al etanol para abaratar el costo de los alimentos.

Propongo entonces, una tregua: un “time-out” a nivel mundial. Sentémonos a analizar por un momento, y por difícil que pueda parecer, la posibilidad de lo que hasta ahora no ha sido. ¿Será que, por primera vez, tengamos agendas compatibles? ¿Será que ahora estarán dispuestos a dejarnos ser? ¿Será que Barack estará dispuesto a llevar el sueño de Martin Luther King allende las fronteras nacionales? ¿Será que estamos en vísperas de una nueva manera de entender el mundo, en que la solidaridad y el respeto por la autodeterminación suban de rango como referentes para moderar la relación entre los pueblos?

Dije tregua, no bajar la guardia. Hace tiempo me quedó como lección de vida que en cuestión de política no hay que poner la fe en los hombres, sino en los ideales. No sería el primero que se vende, que traiciona, o que se olvida a quién se debe. Pero la esperanza bien merece extender un ramo de olivo, recobrar la buena voluntad, y creer en la utopía, para seguir apostando a que otro mundo es posible.

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domingo, 21 de septiembre de 2008

Un New Deal a medias

El asunto no empezó con la mayor caída en Wall Street desde los atentados del 11 de septiembre. A principios del 2008 ya la Administración Bush anunciaba la entrega de US$300 por cada familia estadounidense que radicara su planilla de contribución sobre ingresos. Ello con el fin de estimular el poder adquisitivo de los consumidores y devolver liquidez a los engranajes defectuosos del capitalismo estadounidense.

Con esta medida, comenzó a asomar el retorno parcial a las estrategias keynesianas que salvaron el día durante la Gran Depresión de los años 30. En aquella época, el presidente Franklin Delano Roosevelt implementó una serie de medidas enmarcadas en lo que él llamó un Nuevo Trato con el pueblo estadounidense, orientado a disciplinar el mercado y establecer controles que pusieran freno a sus fallas y excesos. Fue de esa manera que se estableció una jornada laboral de 8 horas diarias, se legisló el seguro social para trabajadores y se estableció el Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) -entre otras medidas- a fin de dar confianza a los depositantes en la estabilidad del sistema bancario.

Alarmada con la estrepitosa caída de la bolsa que se dio el pasado día 15 de este mes, la Administración Bush anuncio un paquete de rescate económico cuyos costos exceden lo gastado hasta el momento en la guerra de Irak. En esencia las medidas son tres: 1- la compra masiva de la "deuda tóxica" de los gigantes corporativos de EEUU, 2- restricciones a la especulación accionaria de empresas claves en la economía, y 3- el respaldo gubernamental a los depósitos en fondos del mercado monetario. Intervencionismo económico de estado en su máxima expresión....

Dos elementos, sin embargo, no dejan de llamar la atención. En primer lugar, esta intervención masiva en el mercado atenta de la manera mas flagrante contra lo que ha sido el discurso económico de EEUU hacia los países latinoamericanos desde principios de los años ochenta: la intervención estatal en la economía es mala -- hay que dejar que las fuerzas del mercado hagan su parte y confiar en que el resultado va a ser el mejor posible para todos. Eso es "Consenso de Washington" clásico.

En segundo lugar, esta intervención estatal pone de manifiesto el aspecto más burdo, chocante e inexcusable del modelo neoliberal: hay que dejar que las fuerzas del libre mercado operen sin intervención mientras benefician a los grandes intereses. Cuando éstos últimos no derivan las ganancias esperadas, de repente hay un giro en el discurso. Se revierte la lógica y sí entonces se justifica la intervención estatal "excepcional y de emergencia" para salvar al sistema estadounidense y mundial del caos económico.

Aquí la crítica no va por la intervención estatal en la economía. Más bien va por la intervención estatal selectiva en favor de los que siempre han ostentado el poder económico. Va por considerar que la emergencia es declarable cuando el destino de los grandes intereses se ve amenazado, y no cuando se ve amenazado el derecho a la salud, la educación, y al bienestar social de la población en general. Sí, porque cuando en el pasado los países en desarrollo han solicitado de los organismos financieros internacionales (encabezados por Washington) una despensa para asignar recursos a las necesidades sociales urgentes de sus respectivas poblaciones, han sido regañados por alejarse de las políticas de libre mercado y amenazados con la suspensión de prestamos.

Los eventos que se han suscitado en las últimas semanas deben llamar a la pausa y la reflexión por parte de los gobiernos y los movimientos sociales en todas las partes del globo. Las políticas absolutistas de mercado no funcionan, y es necesario un estado activo con interés en salvaguardar los intereses colectivos de la población.

La verdadera emergencia no yace en la amenaza a las corporaciones financieras -- ello no es más que síntoma de un sistema que no es auto sostenible en pos de las grandes mayorías. La verdadera tragedia se vive día a día, en la vida de los que siguen esperando un verdadero "Nuevo Trato" en que los estados nacionales asuman un papel proactivo y responsable para garantizar la seguridad integral de cada uno de sus ciudadanos.
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Escrito para Cronica Digital (Chile)

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sábado, 9 de agosto de 2008

La "reforma" del FMI


Hace unos pocos meses se dio uno de los “grandes pasos” en la agenda reformista del Fondo Monetario Internacional. La meta: alterar la estructura de votos del organismo para aumentar la influencia de los países pobres en la formulación de política económica internacional.

Previo a la votación del 28 de abril, los países ricos tenían el 60.5% de los votos en la organización. Esto porque cada país recibe una cantidad de votos acorde a la cuota que paga al FMI, de modo que el que más paga, más votos tiene.

La reforma recién aprobada le otorga a los países pobres un 2.5% de votos adicionales. Es decir, que los ricos mantienen control absoluto de las decisiones tomadas en el más alto foro económico mundial.

Dada la filiación socialista del nuevo director del Fondo, Dominique Strauss-Kahn, muchos pensaron que la organización podría encaminarse a un cambio de rumbo. Los resultados, sin embargo, apuntan a la continuación de las políticas de siempre.

Lo escaso de la reforma reafirma las denuncias y la convicción de sectores progresistas sobre la necesidad de seguir desafiando la legitimidad del fondomonetarismo, fundamentalmente mediante la creación de alianzas estratégicas y la búsqueda de instancias alternativas.

Concretamente, la propuesta es formular acciones por parte de los movimientos sociales y de los gobiernos progresistas en los países en vías de desarrollo. Específicamente, aquellas acciones que toquen al FMI y a las otras instituciones financieras internacionales (IFIs) donde más les duele: en su imagen organizacional y en su cuenta corriente (no necesariamente en ése orden).

Al día de hoy, las mayores reivindicaciones que se han obtenido de las IFIs corresponden a la gestión, el perdón parcial y total de la deuda de los países más pobres, así como el requisito de incluir a miembros de la sociedad civil en la discusión de los programas de ajuste estructural, a través de los Poverty Reduction Strategy Papers (PRSPs).

Ahora bien, ambas concesiones (que dicho sea de paso, se pueden mejorar mucho), fueron hechas bajo una fuerte presión de sectores de la sociedad civil organizada. Dichos sectores cabildearon activamente a través de cartas, campañas, protestas y demostraciones, sacando a relucir que los países pobres habían pagado el principal de su deuda hace mucho tiempo y que el eterno pago de intereses era uno de los principales obstáculos para que salieran del atolladero.

No sólo eso: también éstos movimientos sacaron a relucir el carácter impositivo de las reformas de ajuste estructural administradas en los países pobres, las cuales eran aceptadas por los gobiernos de turno sin tomar en cuenta la preferencias de la sociedad civil organizada en cada país.

Aunque tenga más de cosmético que de efectivo, ahora de hecho es requisito para cada gobierno consultar con instancias de la sociedad civil a la hora de someter un plan de ajuste al Fondo, a fin de que exista algún grado de consenso respecto al grado y la profundidad de las políticas económicas a las que el país va a ser sometido. En ése sentido la presión funcionó y el Fondo tuvo que ceder.

El otro frente de presión es el de los gobiernos progresistas de la región. En los últimos años Argentina, Brasil y Venezuela han actuado de manera concertada, cooperando entre ellos para saldar la deuda pendiente con el FMI y formar una instancia alternativa de financiamiento para el desarrollo. Ello, claro está, con el fin de librar a los países del Sur de las condicionalidades extremas impuestas por las IFIs.

El primero en saldar su deuda fue Brasil, quien por el tamaño de su deuda financiaba buena parte del presupuesto del FMI a través del pago de intereses. Luego siguió Venezuela, que aprovechando su actual bonanza petrolera aprovechó para librarse de ésa deuda que llevaba a cuestas.

Argentina también quiso hacer lo propio, pero le faltaba dinero. En un gran ejemplo de solidaridad regional, Venezuela compró la deuda de Argentina. Argentina siempre va a tener que pagar el favor de vuelta, pero sin las condicionalidades de ajuste impuestas por el FMI y en condiciones mucho más favorables.

Como resultado de éstas transacciones, el FMI se encuentra en un jaque económico. Ya no se puede financiar puramente a base de los intereses usureros que le impone a los países pobres. Tan es así, que a enero del 2007 el FMI proyectaba un déficit presupuestario de 105 millones de dólares.

Previendo la crisis económica del FMI, el pasado director Rodrigo de Rato ordenó un comité de estudio para explorar vías alternas de financiamiento para la institución. En el documento resultante, titulado el “Crockett Report”, se recomienda la creación de un fondo de dotación para generar ingresos, gestionado mediante la venta de 13.3% de sus reservas en oro. Eso significa 12.9 millones de onzas, que a precios de agosto del 2008 equivalen a unos 11 billones de dólares.

Puesto contra la pared, el Fondo hoy se encuentra bajo presión de recurrir a sus ahorros para sobrevivir en un entorno que crecientemente cuestiona la utilidad y la justicia de sus políticas.

Todo esto apunta a la posibilidad real de lograr, sin miedo y con voluntad, que las IFIs se reformulen y se reinventen en pos de un proyecto conducente al beneficio de las grandes mayorías. Iniciativas como el Banco del Sur, suscrita por Venezuela, Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Uruguay y Paraguay, ponen nerviosas a las instituciones financieras del primer mundo, y pueden doblarle la muñeca a los grandes intereses del Norte.

A ver si la próxima “reforma” la piensan mejor y le dan a los países del Sur más que un mísero 2.5% de los votos.

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martes, 3 de junio de 2008

Ser héroe en un país desigual

En las últimas 72 horas ya son varias las personas que en privado me comentan y se cuestionan el despliegue oficial por la muerte del General Bernales, Jefe de Carabineros (Policía) de Chile. Tres días de duelo, desfiles multitudinarios, y honores que no recuerdo haber visto desde la muerte de Pinochet.

Lo curioso es que parecen ser muchos los que comparten el mismo asombro, pero nadie se atreve a decir nada. Tal vez por miedo a parecer insensibles o a herir sensibilidades, pero lo cierto es que nadie lo comenta en público.

Lo más arrojado que he visto ha sido una columna de Patricio Navia en La Tercera del 1ro de junio donde dice lo siguiente:

El duelo nacional anunciado por el gobierno tras el deceso de Bernales, ajustado a protocolo, y los efusivos gestos de contrición de las autoridades nacionales, dejan abierta la duda sobre la cuota de desigualdad que en Chile parece acompañarnos hasta la muerte. Ante el asesinato de carabineros en actos de servicio, como los cabos Vera y Moyano, el gobierno no reaccionó de la misma forma. El propio Bernales dijo ante esos alevosos homicidios contra sus hombres que la muerte de cualquier uniformado es igualmente dolorosa.

Pero ya vemos que no es así, o que si lo es, la demostración de duelo por ése dolor no es consecuente con el sentimiento. La crítica de Navia es bastante "light", pero al menos pone el dedo sobre la llaga al señalar que "la cuota de desigualdad en Chile parece acompañarnos hasta la muerte".

Bernales pudo haber tenido muchas cualidades destacables como profesional y como ser humano, pero héroe no fue, ni mucho menos mártir, como he escuchado a algunos reporteros decir. Incluso hay quien se atrevió a atribuirle el título de "General del Pueblo" aún cuando la mayoría de los chilenos no hubieran reconocido su nombre antes de saltar a la fama mediante el accidente aéreo que le costó la vida.

Mártir o héroe es el que con plena conciencia del riesgo que enfrenta su vida, la pone a disposición del destino para llevar a cabo una misión o defender a otro ser humano. Los dos carabineros que se llevó el río Teno hace dos inviernos en el desempeño de sus labores, ésos sí son héroes y sin embargo para ellos no hubo nada -en términos de honores- que se asemejara a lo que en éstos días hemos visto.

El reconocimiento desmesurado a Bernales - o la falta de reconocimiento a los que en cumplimiento de su deber entregan genuinamente su vida - es un claro testimonio de la institucionalización de la desigualdad en Chile. No hay Comisión de Equidad gubernamental que pueda resolver ése lastre social, mientras no se instale en los genes del país la noción de que todos valen por igual.

A los chilenos de a pie: ojo con a quién se le rinde honores, no sea que con ello se le haga barra al continuismo, eternizando en el inconciente colectivo la gran cuota de desigualdad que administra la Concertación y nos legó la dictadura.

Más información: http://noticias.cl.msn.com/articulo.aspx?cp-documentid=7832099

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viernes, 9 de mayo de 2008

Puerto Rico, Puerto Pobre

Así se refería el poeta Neruda a la isla varias décadas atrás, cuando reflexionaba en torno a la desdicha material que afectaba sus habitantes. Pareciera que los tiempos han cambiado. Ya nadie canta sobre la desdicha de los puertorriqueños, como lo hiciera Víctor Jara en el Lamento Borincano. En lugar de ello, hoy Puerto Rico proyecta una imagen de economía moderna y turismo de lujo, donde el “bling bling” destella por doquier y el regguetón vende una imagen país que sublima muchos de los problemas políticos y sociales más urgentes.

Según el Banco Mundial, el ingreso de los puertorriqueños excede US$11,116 anuales por persona, y por ello la isla se cuenta en el grupo de los países de “alto ingreso”, el mismo en que se encuentran Francia, España y Dinamarca. De acuerdo a ésta clasificación, Puerto Rico entonces podría considerarse como el único país desarrollado de América Latina. Pero ¿qué tan desarrollada es ésta nación caribeña? La cosa no es tan clara como aparenta ser...


A 515 años de su conquista por los españoles, Puerto Rico continúa siendo un territorio colonizado. Desde 1898 es un país intervenido por los Estados Unidos, donde sus habitantes tienen ciudadanía estadounidense, pero no pueden votar por el presidente del Norte. Los puertorriqueños no tienen que pagar impuestos federales, pero tampoco tienen representación en el Congreso de los Estados Unidos. Tan sólo tienen allí un representante, con derecho a voz, pero sin derecho a voto.


La naturaleza de la relación con Estados Unidos es tal, que aunque los puertorriqueños pueden elegir representantes y senadores a un parlamento insular, todas las leyes aprobadas por ése cuerpo legislativo están supeditadas a la Constitución de Estados Unidos. Por lo mismo, cualquier decisión hecha por el Tribunal Supremo de Puerto Rico, es apelable ante la Corte Suprema en Washington D.C. Más claro no canta un gallo: la última palabra en Puerto Rico no la tienen los puertorriqueños, la tiene Estados Unidos.


¿Cómo se sienten los puertorriqueños en cuanto a ésta relación? No es fácil contestar la pregunta: por un lado la gran mayoría siente orgullo de portar un pasaporte estadounidense, pero por otro lado declara un devoto orgullo nacional que se manifiesta en un sólido apego a sus costumbres, tradiciones e idioma, de firme vocación latinoamericana y caribeña. Tan es así, aunque cueste creerlo, que algunos de los temas que han generado más debate a la hora de discutir el futuro político de la isla, gravitan en torno a la posibilidad de mantener la representación olímpica internacional o el poder seguir mandando una representante a competir en el certamen de Miss Universo. Muy folclórico y hasta trivial podrá sonar, pero revela hasta qué punto para los boricuas es irrenunciable su necesidad de seguir manteniendo una identidad nacional.


El número de puertorriqueños que se pronuncia a favor de obtener la independencia para la isla es mínimo: no pasa de un 10%, de acuerdo a los estimados más optimistas. Y es que los puertorriqueños son un fiel ejemplo del cuadro que hizo Albert Memmi en su famoso libro El Retrato del Colonizado. Hablamos de un país en el que durante cinco siglos a la gente se le inculcó una idea de inferioridad con respecto a la metrópolis, y la gente a nivel inconsciente (o conciente, me corregirán algunos) la compró. No son pocos los que piensan que el día después que Puerto Rico sea independiente, no va a salir agua por la llave. Sin embargo, y aquí está lo curioso, se defiende a brazo partido todo lo que huela a reafirmación nacional.


Para muestra, con un botón basta: en el 2006 fue asesinado Filiberto Ojeda Ríos por agentes del Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés). Ojeda, líder del movimiento independentista Ejército Popular Boricua (también conocido como Macheteros), llevaba más de diez años en el clandestinaje, figurando en la lista de los más buscados del FBI. El movimiento de los Macheteros nunca había tenido amplio respaldo popular, pero con el tiempo la figura de Filiberto ya se había convertido en parte del imaginario colectivo, como un personaje quijotesco capaz de defender su causa y el ideal de puertorriqueñidad contra viento y marea. El 23 de septiembre, día en que se conmemora la insurrección independentista contra el imperio español, la casa donde Ojeda se encontraba fue rodeada por agentes federales. Tras éste resistir el arresto, fue acribillado a balazos y muerto tras una larga agonía.


El asesinato generó la indignación popular a través de todos los sectores ideológicos. Se dieron manifestaciones espontáneas de protesta a lo largo de la isla, y de inmediato el Gobernador (que pertenece al partido que favorece la continuación de la colonia) exigió a los federales una pesquisa sobre el asesinato. El funeral del líder independentista se dio en el Colegio de Abogados, y por allí desfilaron cientos de personas de todas las ideologías políticas a rendirle tributo, todos denunciando lo que más allá de un abuso de poder también representaba una afrenta a la dignidad nacional.

Hoy Puerto Rico se sigue sumido en la indefinición política, y a pesar de la clasificación del Banco Mundial, persiste en la isla un alto nivel de pobreza. Si comparamos su ingreso per cápita con el resto de Estados Unidos, el ingreso de los puertorriqueños se encuentra por debajo que el de Mississippi, el estado más pobre de la unión. Tan es así, que por mucho tiempo los partidarios de que la isla se convierta en el estado 51 de los Estados Unidos han hecho campaña bajo la consigna de que “la estadidad es para los pobres”, aludiendo a los muchos fondos federales para los que la isla sería elegible de convertirse en estado.

Todo esto apunta a la vigencia de los versos de Neruda, porque la pobreza no se mide sólo en dólares y centavos. La pobreza es multidimensional, y en ése sentido, Puerto Rico todavía padece de muchas otras carencias que son comunes al resto de América Latina. Más allá del bling bling, el regguetón y las palmeras, se asoma Puerto Pobre.
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Escrito para Crónica Digital (Chile)

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domingo, 4 de mayo de 2008

Fidel: Palabras con luz

Una vez leí en algún sitio que la actitud de los gobernantes latinoamericanos hacia las palabras de Fidel, es parecida a la que tienen muchos hacia la pornografía: en público la critican y en privado se la gozan.

Esto lo menciono porque tiene continuidad con mi entrada anterior, en la que se vinculaban los biocombustibles con la crisis mundial de alimentos. Y es que exactamente hace un año, el comandante en jefe escribió un artículo en Granma donde hacía un detallado análisis al respecto, a raíz del acuerdo firmado por Lula y Bush para la producción de etanol.

En aquél momento no fueron pocos los que tildaron sus palabras como delirios paranoicos de un comunista senil. Sin embargo, ha pasado tan sólo un año y ya se empieza a revelar la profecía.
Entonces, hay que aprender a aplaudir en público lo que en éstos tiempos puede parecer "pornografía política", aunque ello implique ser víctima del escarnio y ser señalado como un pervertido de izquierda...


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viernes, 2 de mayo de 2008

Crisis de alimentos y respuestas que se quedan cortas

Años atrás el Nóbel de economía Amartya Sen demostró que las hambrunas no ocurren por una falta de alimentos, sino más bien por las desigualdades que subyacen los mecanismos para distribuir los mismos. Al ver los recientes disturbios por la falta de alimentos en países como Haití y Egipto, cabe entonces preguntar, ¿será que Sen se equivocó y ahora sí nos encontramos con que no hay suficiente comida para alimentar a tanta gente?

La verdad es que Sen no se equivocó. El planeta sigue produciendo más que suficiente comida para alimentar a todo el mundo. El asunto es que los seres humanos seguimos torciendo los caminos de la justicia y de la naturaleza para tomar más de lo que nos corresponde, y como resultado siempre queda alguien sin recibir lo que le toca.

Existe hoy consenso respecto a 4 fuentes fundamentales de la crisis actual:

1- El dramático aumento en el ingreso per cápita de países como China e India
2- El cambio climático
3- La producción de biocombustibles
4- La especulación en el mercado de los commodities

¿Cómo se relaciona cada una de éstas cosas a la crisis actual?

Empecemos con el aumento en ingreso de China y la India. Estos dos países juntos constituyen más de un tercio de la población mundial, con 1.32 y 1.13 billones de habitantes, respectivamente. Resulta estupendo que las personas en éstos países estén mejorando su poder adquisitivo, pero ello a la vez implica que con más dinero, los indios y los chinos pueden acceder a productos alimenticios de valor más elevado, tales como las carnes, quesos, yogurt, etc. Para producir ganado hace falta una gran inversión de maíz y otros granos como alimento, granos que a su vez podrían utilizarse para alimentar personas en lugar de animales. Por lo tanto, el aumento en la demanda de carne, leche y sus derivados contribuye a que se destinen más recursos agrícolas a la producción de ganado, en lugar de la producción de alimentos para personas.

En segundo lugar tenemos el cambio climático. A raíz del calentamiento global tenemos una alarmante escasez de agua en países tradicionalmente exportadores de trigo y otros granos. Como resultado, éstos proveedores se han visto imposibilitados de producir a mayor volúmen, llevando ésto a un constante aumento en el precio del arroz, el trigo y el maíz, por mencionar sólo algunos.

La producción de biocombustibles, predominantemente en la forma de etanol derivado de maíz, también ha sido identificada como una de las grandes causas. No hay que ser un gran conocedor del tema para darse cuenta de cómo ésto afecta la producción de alimentos: para producir 90 litros de etanol (lo suficiente para llenar el tanque de un vehículo), hacen falta 200 kilos de maíz. ¿Cuántos cientos de personas podrían alimentarse con éso? El gobierno de EEUU (que siempre ha subsidiado la producción de maíz) ahora otorga subsidios aún más altos a aquellos agricultores que destinen su cosecha a la producción de etanol. Naturalmente, los productores de maíz tienen un gran incentivo económico para destinar el fruto de su cosecha a la producción de etanol, aumentando así el precio del grano en los mercados internacionales.

Finalmente, tenemos la especulación en Wall Street (y otros mercados mundiales) con los precios de los productos alimenticios. Mientras se compra y vende en éstos mercados aprovechando las alzas y las bajas para generar ganancias, se pierde de perspectiva de que a diferencia del oro, el cobre o el algodón, los commodities alimenticios son el insumo necesario para mantener a la gente con vida, y cuando hace falta la comida ya no para especular, sino esta vez para comer, toca comprarla a precios excesivamente altos, alejados del precio spot que refleja el valor real del producto. Envueltos en el mundo virtual de la especulación, los brokers se hacen la idea de estar jugando Monopoly, cuando en realidad están jugando con la seguridad alimentaria del planeta.

Ahora bien, esta semana el Secretario General de la ONU anunció un plan resumido en dos puntos para lidiar con la situación actual:

1-Hay que conseguir fondos de emergencia para que el Programa Mundial de Alimentos pueda alimentar a los que tienen hambre. Se estima que hacen falta unos US$775 millones.

2-Hay que proveer a los países más necesitados de semillas, fertilizantes y alimentos para ganado a fin de aumentar la producción. Hacen falta unos US$1,700 millones.

Ninguna de las respuestas está mal. ¿Pero cómo lidiamos con las otras causas de ésta crisis? En el momento en que se estaba deliberando sobre cómo atacar la crisis, varios expertos y ONGs internacionales sugirieron una moratoria a la producción de biocombustibles, al igual que el establecimiento de algún mecanismo para controlar la especulación en el área de alimentos. ¿Dónde está la implementación de éstas propuestas como parte de la estrategia para lidiar con ésta triste situación? Bien, gracias....

Estamos frente al mismo problema de siempre: se trata de combatir el problema de la pobreza, del hambre y de la desigualdad con puros parches. Tenemos un sistema capitalista salvaje que genera todas éstas disfuncionalidades, y cada vez que salen a relucir los problemas pensamos en cambiar un repuesto en lugar de ir pensando en cambiar la máquina.

La ONU no pensó en incorporar las recomendaciones arriba mencionadas porque ello implica meterse con los dueños del poder. ¿Cómo pensar en poner controles a la compra y venta de commodities a nivel internacional? Eso sería darle con un palito a la mano invisible que mueve los engranajes del mercado. ¿Porqué no aprovechar la coyuntura para incorporar la Tasa Tobin de un impuesto (ínfimo, de 0.1% al 0.5%) a las transacciones financieras para construir un fondo destinado a trabajar con el tema de la pobreza a nivel mundial? Dicha medida no sólo contribuiría a establecer los controles sugeridos, sino también a generar un fondo sostenible para el futuro. Ah, no... ¿pero cómo vamos a ponerle impuestos a Wall Street para beneficiar a los pobres? Mejor darles algún donativo y estamos a la par.

Ah, ¿y qué tal con la moratoria a la producción de biocombustibles? Eso sería mucho pedirle a Mr. Bush, después que ha incorporado un crédito contributivo para todos los estadounidenses que compren un vehículo híbrido. No, ni por la mente nos está pasando que tras bastidores hay un acuerdo con el sector automovilístico para impulsar las ventas nacionalmente... Además, hombre, hay que darse cuenta de que con gente como el Presidente Ahmadinejad de Irán y el Comandante Chávez haciéndole la vida imposible a EEUU, Mr. Bush tiene que preocuparse por velar la seguridad energética del país.

Yo quiero aprovechar para aportar mi granito de arena con alguna de las otras cosas que pudieron haberse incorporado en la estrategia de la ONU. ¿A nadie se le ocurrió decirle a don Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, que aprovechara la ocasión de anunciar el plan organizacional para hacer una exhortación pública y urgente a EEUU para que firme el Protocolo de Kyoto? Digo, porque si quedarnos sin lluvia y por ende sin comida a causa del calentamiento global no es razón suficiente para hacerlo, entonces yo no sé qué puede serlo.

En fin, que yo creo que la ONU se quedó bien cortita con su respuesta, mirando sólo la punta del iceberg sin darse cuenta que el verdadero monstruo está por debajo de la superficie.



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Para más información sobre la Tasa Tobin, ver:
http://www.attac.org/?lang=es

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