domingo, 28 de junio de 2009

Breve arranque de indignación ante el golpe en Honduras

Nada justifica el golpe. Nada.

Ni el conflicto de poderes, ni las confrontaciones, ni los errores –humanos por demás- que hubieran podido cometerse en el ejercicio del poder.

Y nada lo justifica, por una sencilla razón: los militares ya tuvieron su turno y no nos dejaron más que sangre, tortura y dolor.

La motivación del levantamiento es la misma de antes: imponer forzosamente la voluntad de la élite ante los destellos de dignidad que de cuando en cuando asoman en nuestros pueblos.

Pero esta vez decimos basta. Decimos no más.

Esta es otra América. Este es otro mundo. No nos queda tiempo (ni deseos) de volver a jugar a los soldados.

Nos levantamos todos por uno, porque si cae uno, caemos todos.

Esta vez ellos, los portadores de fusil y billetera, no nos volverán a arrebatar el sueño
-ni la determinación-

de construir un nuevo continente.

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