martes, 22 de febrero de 2011

Reflexión de un sandinista con verguenza (sin pasarse al otro bando)

Ser de izquierda en éste siglo 21 no es cosa fácil…

Así, sin referente de este y oeste, con marketing y discurso de mercado, con la reflexión cediendo terreno a la gratificación inmediata, y con el confort abriendo las piernas frente a las exhortaciones de lucha, esperanza, perseverancia…

En fin, que en éste camino que andamos los que optamos por la justicia social como norte, es fácil confundirse y agarrar por donde no es. Y éso es humano. Es perdonable.

Lo que no se justifica, es tratar de razonar la matanza del pueblo envuelto en la bandera de izquierda. Y eso, muy a pesar mío y de mi afinidad sandinista, es lo que ha hecho el Presidente Daniel Ortega al solidarizarse con Muammar Al Gaddafi tras la matanza de civiles realizada por el gobierno libio ante las protestas desatadas en los últimos días.

Aunque defiendo (no sin críticas) la gestión de Ortega como presidente de Nicaragua, hoy siento vergüenza frente a sus declaraciones. No es de izquierdas apoyar el accionar genocida bajo ninguna circunstancia. No lo fue cuando lo hizo Stalin y no lo es ahora cuando lo hace Gaddafi so pretexto de defender su Revolución.

Entonces, para saber si vamos bien o mal por éste sendero, no sigamos líderes, sigamos ideas; como la que nos legó Ché en aquella carta: "No creo que seamos parientes cercanos, pero si usted es capaz de sentir la injusticia en cualquier parte del mundo es mi compañero, eso es mucho más importante"

Hoy siento la injusticia de un gobierno que derrama la sangre del pueblo, bombardeando civiles igual que lo hizo Somoza.

Retráctese Presidente Ortega, y recuerde cómo estuvo del lado del pueblo cuando Tacho dejaba caer las bombas sobre el país. Mientras reflexiona aquí seguiremos otros, denunciando con la palabra y recordándole por dónde caminar.

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