Así se refería el poeta Neruda a la isla varias décadas atrás, cuando reflexionaba en torno a la desdicha material que afectaba sus habitantes. Pareciera que los tiempos han cambiado. Ya nadie canta sobre la desdicha de los puertorriqueños, como lo hiciera Víctor Jara en el Lamento Borincano. En lugar de ello, hoy Puerto Rico proyecta una imagen de economía moderna y turismo de lujo, donde el “bling bling” destella por doquier y el regguetón vende una imagen país que sublima muchos de los problemas políticos y sociales más urgentes.
Según el Banco Mundial, el ingreso de los puertorriqueños excede US$11,116 anuales por persona, y por ello la isla se cuenta en el grupo de los países de “alto ingreso”, el mismo en que se encuentran Francia, España y Dinamarca. De acuerdo a ésta clasificación, Puerto Rico entonces podría considerarse como el único país desarrollado de América Latina. Pero ¿qué tan desarrollada es ésta nación caribeña? La cosa no es tan clara como aparenta ser...
A 515 años de su conquista por los españoles, Puerto Rico continúa siendo un territorio colonizado. Desde 1898 es un país intervenido por los Estados Unidos, donde sus habitantes tienen ciudadanía estadounidense, pero no pueden votar por el presidente del Norte. Los puertorriqueños no tienen que pagar impuestos federales, pero tampoco tienen representación en el Congreso de los Estados Unidos. Tan sólo tienen allí un representante, con derecho a voz, pero sin derecho a voto.
Todo esto apunta a la vigencia de los versos de Neruda, porque la pobreza no se mide sólo en dólares y centavos. La pobreza es multidimensional, y en ése sentido, Puerto Rico todavía padece de muchas otras carencias que son comunes al resto de América Latina. Más allá del bling bling, el regguetón y las palmeras, se asoma Puerto Pobre.
viernes, 9 de mayo de 2008
Puerto Rico, Puerto Pobre
domingo, 4 de mayo de 2008
Fidel: Palabras con luz
Una vez leí en algún sitio que la actitud de los gobernantes latinoamericanos hacia las palabras de Fidel, es parecida a la que tienen muchos hacia la pornografía: en público la critican y en privado se la gozan.
Esto lo menciono porque tiene continuidad con mi entrada anterior, en la que se vinculaban los biocombustibles con la crisis mundial de alimentos. Y es que exactamente hace un año, el comandante en jefe escribió un artículo en Granma donde hacía un detallado análisis al respecto, a raíz del acuerdo firmado por Lula y Bush para la producción de etanol.
En aquél momento no fueron pocos los que tildaron sus palabras como delirios paranoicos de un comunista senil. Sin embargo, ha pasado tan sólo un año y ya se empieza a revelar la profecía.
Entonces, hay que aprender a aplaudir en público lo que en éstos tiempos puede parecer "pornografía política", aunque ello implique ser víctima del escarnio y ser señalado como un pervertido de izquierda...
viernes, 2 de mayo de 2008
Crisis de alimentos y respuestas que se quedan cortas
Años atrás el Nóbel de economía Amartya Sen demostró que las hambrunas no ocurren por una falta de alimentos, sino más bien por las desigualdades que subyacen los mecanismos para distribuir los mismos. Al ver los recientes disturbios por la falta de alimentos en países como Haití y Egipto, cabe entonces preguntar, ¿será que Sen se equivocó y ahora sí nos encontramos con que no hay suficiente comida para alimentar a tanta gente?
La verdad es que Sen no se equivocó. El planeta sigue produciendo más que suficiente comida para alimentar a todo el mundo. El asunto es que los seres humanos seguimos torciendo los caminos de la justicia y de la naturaleza para tomar más de lo que nos corresponde, y como resultado siempre queda alguien sin recibir lo que le toca.
Existe hoy consenso respecto a 4 fuentes fundamentales de la crisis actual:
1- El dramático aumento en el ingreso per cápita de países como China e India
2- El cambio climático
3- La producción de biocombustibles
4- La especulación en el mercado de los commodities
¿Cómo se relaciona cada una de éstas cosas a la crisis actual?
Empecemos con el aumento en ingreso de China y la India. Estos dos países juntos constituyen más de un tercio de la población mundial, con 1.32 y 1.13 billones de habitantes, respectivamente. Resulta estupendo que las personas en éstos países estén mejorando su poder adquisitivo, pero ello a la vez implica que con más dinero, los indios y los chinos pueden acceder a productos alimenticios de valor más elevado, tales como las carnes, quesos, yogurt, etc. Para producir ganado hace falta una gran inversión de maíz y otros granos como alimento, granos que a su vez podrían utilizarse para alimentar personas en lugar de animales. Por lo tanto, el aumento en la demanda de carne, leche y sus derivados contribuye a que se destinen más recursos agrícolas a la producción de ganado, en lugar de la producción de alimentos para personas.
En segundo lugar tenemos el cambio climático. A raíz del calentamiento global tenemos una alarmante escasez de agua en países tradicionalmente exportadores de trigo y otros granos. Como resultado, éstos proveedores se han visto imposibilitados de producir a mayor volúmen, llevando ésto a un constante aumento en el precio del arroz, el trigo y el maíz, por mencionar sólo algunos.
La producción de biocombustibles, predominantemente en la forma de etanol derivado de maíz, también ha sido identificada como una de las grandes causas. No hay que ser un gran conocedor del tema para darse cuenta de cómo ésto afecta la producción de alimentos: para producir 90 litros de etanol (lo suficiente para llenar el tanque de un vehículo), hacen falta 200 kilos de maíz. ¿Cuántos cientos de personas podrían alimentarse con éso? El gobierno de EEUU (que siempre ha subsidiado la producción de maíz) ahora otorga subsidios aún más altos a aquellos agricultores que destinen su cosecha a la producción de etanol. Naturalmente, los productores de maíz tienen un gran incentivo económico para destinar el fruto de su cosecha a la producción de etanol, aumentando así el precio del grano en los mercados internacionales.
Finalmente, tenemos la especulación en Wall Street (y otros mercados mundiales) con los precios de los productos alimenticios. Mientras se compra y vende en éstos mercados aprovechando las alzas y las bajas para generar ganancias, se pierde de perspectiva de que a diferencia del oro, el cobre o el algodón, los commodities alimenticios son el insumo necesario para mantener a la gente con vida, y cuando hace falta la comida ya no para especular, sino esta vez para comer, toca comprarla a precios excesivamente altos, alejados del precio spot que refleja el valor real del producto. Envueltos en el mundo virtual de la especulación, los brokers se hacen la idea de estar jugando Monopoly, cuando en realidad están jugando con la seguridad alimentaria del planeta.
Ahora bien, esta semana el Secretario General de la ONU anunció un plan resumido en dos puntos para lidiar con la situación actual:
1-Hay que conseguir fondos de emergencia para que el Programa Mundial de Alimentos pueda alimentar a los que tienen hambre. Se estima que hacen falta unos US$775 millones.
2-Hay que proveer a los países más necesitados de semillas, fertilizantes y alimentos para ganado a fin de aumentar la producción. Hacen falta unos US$1,700 millones.
Ninguna de las respuestas está mal. ¿Pero cómo lidiamos con las otras causas de ésta crisis? En el momento en que se estaba deliberando sobre cómo atacar la crisis, varios expertos y ONGs internacionales sugirieron una moratoria a la producción de biocombustibles, al igual que el establecimiento de algún mecanismo para controlar la especulación en el área de alimentos. ¿Dónde está la implementación de éstas propuestas como parte de la estrategia para lidiar con ésta triste situación? Bien, gracias....
Estamos frente al mismo problema de siempre: se trata de combatir el problema de la pobreza, del hambre y de la desigualdad con puros parches. Tenemos un sistema capitalista salvaje que genera todas éstas disfuncionalidades, y cada vez que salen a relucir los problemas pensamos en cambiar un repuesto en lugar de ir pensando en cambiar la máquina.
La ONU no pensó en incorporar las recomendaciones arriba mencionadas porque ello implica meterse con los dueños del poder. ¿Cómo pensar en poner controles a la compra y venta de commodities a nivel internacional? Eso sería darle con un palito a la mano invisible que mueve los engranajes del mercado. ¿Porqué no aprovechar la coyuntura para incorporar la Tasa Tobin de un impuesto (ínfimo, de 0.1% al 0.5%) a las transacciones financieras para construir un fondo destinado a trabajar con el tema de la pobreza a nivel mundial? Dicha medida no sólo contribuiría a establecer los controles sugeridos, sino también a generar un fondo sostenible para el futuro. Ah, no... ¿pero cómo vamos a ponerle impuestos a Wall Street para beneficiar a los pobres? Mejor darles algún donativo y estamos a la par.
Ah, ¿y qué tal con la moratoria a la producción de biocombustibles? Eso sería mucho pedirle a Mr. Bush, después que ha incorporado un crédito contributivo para todos los estadounidenses que compren un vehículo híbrido. No, ni por la mente nos está pasando que tras bastidores hay un acuerdo con el sector automovilístico para impulsar las ventas nacionalmente... Además, hombre, hay que darse cuenta de que con gente como el Presidente Ahmadinejad de Irán y el Comandante Chávez haciéndole la vida imposible a EEUU, Mr. Bush tiene que preocuparse por velar la seguridad energética del país.
Yo quiero aprovechar para aportar mi granito de arena con alguna de las otras cosas que pudieron haberse incorporado en la estrategia de la ONU. ¿A nadie se le ocurrió decirle a don Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU, que aprovechara la ocasión de anunciar el plan organizacional para hacer una exhortación pública y urgente a EEUU para que firme el Protocolo de Kyoto? Digo, porque si quedarnos sin lluvia y por ende sin comida a causa del calentamiento global no es razón suficiente para hacerlo, entonces yo no sé qué puede serlo.
En fin, que yo creo que la ONU se quedó bien cortita con su respuesta, mirando sólo la punta del iceberg sin darse cuenta que el verdadero monstruo está por debajo de la superficie.